5 cosas muy fáciles, 5 cosas difíciles y 5 cosas imposibles de encontrar en Shanghai

Después de un tiempo aquí, me doy cuenta de los contrastes que tiene esta ciudad. Así de primeras, se me ocurren estos, y probablemente se me ocurrirán más. Ni que decir tiene que si alguien tiene idea de dónde encontras las cinco últimas cosas, que me avise. Aquí va.

Cosas fáciles de encontrar

1. Comida buena en todas las esquinas. Ahora que viene el verano, a los puestos habituales de fideos y arroz frito, sopa de wan-tun, empanadillas y xiaolongbao (como empanadillas al vapor, rellenas de carne y además, sopa) se añaden los carricoches de fideos fríos, que vienen aliñados con vinagre de arroz, ideales para refrescarse.
 
2. Fruta de temporada tirada de precio. Ya de por sí está barata, pero cuando digo tirada, digo que hay camionetas con megáfonos que chillan que la bolsa de mandarinas está a dos yuanes (30 céntimos) o que la piña, que es lo que toca ahora, se vende, pelada y cortada, a cinco yuanes dos piezas. Fresquísimo, señora.

3. Artículos de uso cotidiano kawaii. Tijeras en forma de hipopótamo feliz. Cortaúñas con cara de osito. Pinzas de depilar esmaltadas con ojitos melosos. Eye-liner que parece una simpática mini-geisha. Pinchos USB en forma de garrita de gato. Ganchos de puerta de erizos alegres o abejitas zumbonas. La célebre washi-tape. Cubreabonos de metro con muñequitos. Todo, también tirado de precio y una auténtica tentación. Mi oficina parece la Aldea del Arce.

4. Pruebas de embarazo. No sólo en farmacias, que es lo habitual, sino que en todos los Family Mart y demás convenience store las venden, de todos los tipos, formas y colores, al lado de los chicles y las galletitas saladas. Algunas también tienen dibujos. Me pregunto cuándo las sacarán con música.

5. Bubble tea. Eso que ahora les ha dado a todos por esa bebida del infierno con burbujas de tapioca, más calórica que un Big Mac y un Whopper juntos, hace furor desde hace años en Shanghai. Hay una franquicia en cada calle y en autobuses y vagones de metro, adolescente que veo, adolescente que se aferra a su vaso atravesado por la gruesa pajita como si no hubiera un mañana.
 
 

Cosas difíciles de encontrar (no imposibles)

1. Desodorante. Por alguna razón, no se considera artículo de primera necesidad y hay que ir a Carrefour o a grandes superficies para encontrar alguno, por supuesto, de marca. Aquí no existe el equivalente a Hacendado para los productos básicos y mi cartera, después de alguna que otra compra, llora desconsolada.

2. Tampones. Lo mismo. Cada vez que encuentro en algún sitio, compro una caja. Por si acaso.

3. Sujetadores bonitos. Los hay, claro que sí, pero no a un precio asequible. Y aún no ha llegado mi socorrida Oysho a la tierra de los cruzados mágicos y el algodón blanco.

4. Café molido barato. Te adoramos, oh IKEA, por mantener los precios.

5. Libros en español. Soy asidua de la biblioteca Cervantes, donde puedo llevármelos prestados, pero aún no he encontrado ninguna librería. Aprovecho el formato electrónico y dejo el papel para el inglés y el chino (sobre todo, estos últimos, a precios de risa).

 

 

Cosas imposibles de encontrar

1. Cola-Cao. Vale que llevo sin tomarlo desde aquella época lejana en que elegía cada día una pajita diferente para ese néctar fresquito que me tomaba feliz y mientras leía cómics en la terraza de mi casa, sin preocupaciones más que jugar con los Playmobil. Bastante, vaya. Pero echo de menos tener un bote en casa, aunque sólo sea por saber que en algún momento de tensión,  estrés, pena o golosinería máxima puedo hundir la cuchara en el polvo achocolatado y disfrutar de ese pecado que, además, da tos.

Mis alumnos dicen que hace años había, pero que ahora “ya no hay”. No saben por qué. Ay de mí.

2. Cera facial.  Lo más cercano que he encontrado, también extremadamente difícil, ha sido cera para las piernas. Cuando le dije a la señorita que si tenía para la cara, me miró y me soltó “¡pero para qué, si no tienes pelo!”. En fin.

3. Cubiteras. Menos mal que Pierre Patán tuvo la brillante idea de improvisar una con envases de yogures, porque si no no hay quien pase el contenido de aquella botella fea de Absolut que nos compramos de oferta. Y para el té y el café, claro que sí.

4. Blu-tack. Cuenta la leyenda que en Taobao se puede encontrar, pero lo que es en la ciudad, no he visto aún una sola tienda que lo venda y, créanme, es vital.

5. Un angloparlante nativo que no sea profesor de inglés. Esto es broma. Alguno hay. Suelen ser entrenadores de futuros profesores de inglés.  

Acerca de Doxa Grey
Intrusismo freelance.

3 Responses to 5 cosas muy fáciles, 5 cosas difíciles y 5 cosas imposibles de encontrar en Shanghai

  1. ¿Hacemos contrabando con el ColaCao?
    😉
    Te mando un par de kilos si quieres, eso sí, no te lo comas así a cucharadas que no sólo provoca tos jajaja

    ¡Veo que todo bien, hablamos! Un besote
    Bea

  2. Tesa Lemos says:

    Hola Doxa, yo llevo poco más de un mes en Shanghai y he encontrado desodorante, Colacao, tampones y café molido a buen precio… prometo leer tu blog porque yo también estoy escribiendo uno de cómo me voy adapatando a esta nueva vida… así que eres un gran descubrimiento!!!

  3. Rocio Santamaria says:

    Jajaja… Me ha encantado tu post!!! Por si te sirve en vez de Blue-tack yo uso las gomas de borrar especiales para ceras y carboncillo. Las encontraras en cualquier tienda para pintores (en Marie’s pe) y de verdad que dan el pego 😉

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